Aunque Adela padecía de menstruaciones excesivamente largas y abundantes, no le daba mucha importancia al asunto. Pensaba que era una molestia, simple “cuestión de familia”, ya que tanto su mamá como su abuela habían tenido el mismo problema. Pero cuando tuvo que hacerse una cirugía dental para extraer sus cordales impactados, se asustó por la enorme cantidad de sangre que le brotó y por la dificultad para contenerla. Su dentista le aconsejó que consultara a su médico.
Y en buena hora Adela siguió el consejo. Tras los exámenes, el médico le diagnosticó un trastorno en la coagulación de la sangre, y le dio un tratamiento para controlarlo.
¿En qué consiste un trastorno hemorrágico?
Las hemorragias debidas a problemas en la coagulación de la sangre ocurren tanto en los hombres como en las mujeres, pero por falta de conocimiento de cuáles son los síntomas, muchas veces no se dan cuenta de que existe un problema. Las mujeres suelen notar con más frecuencia que hay algo anormal, debido precisamente a la menstruación demasiado abundante (menorragia).
Las menstruaciones excesivamente abundantes:
- Incrementan el riesgo a padecer de anemia
- aumentan el riesgo de tener dolor durante la menstruación
- pueden limitar las actividades diarias
- aumentan las probabilidades de requerir hospitalización por diferentes causas y hasta de necesitar transfusiones de sangre.
Normalmente, cuando te das un golpe fuerte o te lastimas, se rompen uno o varios vasos sanguíneos. Entonces, tu cuerpo forma un coágulo de sangre que sirve de “tapa” en el vaso sanguíneo para detener la hemorragia. Para que la sangre coagule, se necesitan células llamadas plaquetas y unas proteínas que se conocen como factores de coagulación, que forman una especie de malla para contener la sangre. Cuando la malla se seca, se forma una costra que protege la herida mientras se cura. Si tienes un trastorno de la coagulación, significa que no tienes suficientes plaquetas o factores de coagulación, o que no funcionan con la debida eficacia. Se necesitan aproximadamente 20 proteínas diferentes que se conocen como factores de la coagulación que actúan juntos con otros químicos para formar una sustancia llamada fibrina que para el sangrado. Si falta cualquiera de estos factores, puede prolongarse el sangrado.
El trastorno hemorrágico más frecuente en las mujeres es la enfermedad de von Willebrand, que se debe a una deficiencia del cuerpo para producir una de las proteínas (llamada el factor von Willebrand) que ayudan a formar coágulos y a parar el sangrado si alguien se corta, por ejemplo. Eso contribuye a que, tengan menstruaciones demasiado abundantes. Algunas personas con von Willebrand también tiene niveles bajos de otra sustancia, el factor VIII, que ayuda a estimular la coagulación. Una vez que se identifica el trastorno aunque no se puede curar, se puede tratar.
Existen una variedad de trastornos de la coagulación además de la enfermedad de von Willebrand como:
- Defectos congénitos (de nacimiento) de la función plaquetaria
- Defectos adquiridos de la función plaquetaria
- Deficiencia de otros factores de la coagulación (II, V, VII, X, o XII)
- Deficiencia congénita de la proteína C o S
- Hemofilia, que puede ser A o B
- Púrpura idiopática trombocitopénica (ITP, por sus siglas en inglés)
- Coagulación intravascular diseminada (DIC, por sus siglas en inglés)
Los trastornos hemorrágicos o de la coagulación también puede presentarse, entre otras razones, por enfermedades hepáticas (del hígado) serias, a deficiencia de vitamina K, al consumo de algunos medicamentos o por el uso prolongado de algunos antibióticos.
Los síntomas generales que sugieren que la sangre no coagula bien
Es importante que conozcas algunas señales que pueden indicar que tu sangre no coagula adecuadamente. Entre ellas:
- Tus menstruaciones suelen durar más de siete días, y son tan intensas que se te dificulta realizar tus labores habituales, hacer ejercicios, e interfieren en tu vida laboral y social.
- Se te forman coágulos mayores que una moneda de 25 centavos, y tienes que cambiarte la toalla sanitaria o el tampón (o ambos) casi cada hora.
- Has padecido o padeces de anemia, o te han dicho que tu nivel de hierro es bajo.
- Has tenido sangrados muy abundantes después de una cirugía, incluyendo las cirugías dentales.
- Tienes hemorragias nasales frecuentes y que duran más de 10 o 15 minutos, con dificultad para detenerlas haciendo presión en la nariz.
- Se te presentan sangrados por más de cinco minutos seguidos debido a cualquier cortada o lesión menor.
- Te salen moretones (morados) en el cuerpo, sobre todo abultados, sin haberte golpeado.
- Tienes sangrados por la nariz o en las articulaciones.
Si notas uno o más de los síntomas o señales anteriores o ves cualquier sangrado anormal, acude a tu médico para que te examine y te haga los estudios necesarios para descartar un problema en la coagulación de la sangre que pueda asociarse a un trastorno hemorrágico. El tratamiento depende de la causa.
Los trastornos hemorrágicos pueden llegar a ser peligrosos si no se controlan. Por ejemplo, si no recibes el tratamiento adecuado, se pueden tener problemas serios después de un parto, de alguna cirugía o de lesiones de cualquier tipo. Además, los trastornos en la coagulación pueden asociarse con otras enfermedades, como el lupos o la leucemia y en estos casos es importante tener un diagnóstico acertado para tomar medidas a tiempo.
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